La Guerra Irán-Irak fue una guerra entre Irak acontecida entre los años 1980 y 1988 y finalizada sin un claro vencedor. Sus orígenes se encuentran en la larga animosidad árabe-persa y en las rivalidades regionales; en concreto, Irak quería invertir la delimitación de fronteras entre los dos estados, establecida en los Acuerdos de Argel (1975), para conseguir la anexión de la región de Shatt al-Arab.
La guerra comenzó con la invasión de Irán el 16 de septiembre de 1980 cuando fuerzas iraquíes (190.000 hombres, 2.200 tanques y 450 aviones) atacaron la provincia de Juzestán, rica en petróleo, donde vivían 3 millones de árabes, Hussein esperaba su apoyo (lo que no sucedió). Pero aunque las fuerzas iraquíes obtuvieron éxitos al principio, Sadam detuvo a sus tropas, lo que dio tiempo a Irán a reorganizar sus fuerzas y lanzarse al contraataque.
Ya en 1971, Irak había roto relaciones diplomáticas con Irán, debido a conflictos territoriales. Además, Irak estaba preocupado por la propaganda religiosa dirigida desde la nueva República Islámica de Irán con el ayatolá Ruhollah Jomeini al frente, contra el régimen baazista laico de Bagdad, y especialmente temía perder la lealtad de sus súbditos chiíes.
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